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La tala de los árboles

La tala de los árboles es una de las actividades más antiguas. Antes de cortar un árbol, hay que tener muy claro a qué se va a destinar la madera, aprovechándola al máximo y evitando así la tala inútil del árbol. También hay que tener en cuenta la ubicación del árbol. Siempre se debe talar el árbol que está junto a otros e intentar respetar el que está aislado. El primero puede morir por la competencia de otros árboles, mientras que el que está aislado tendrá más posibilidades de sobrevivir. Las talas masivas no sólo conllevan la erradicación de grandes extensiones de bosques, sin posibilidad en algunos casos de repoblación, sino también el empobrecimiento y erosión del suelo, inundaciones, sequías…


La buena calidad de la madera depende tanto de la propia constitución del árbol en pie como de la época en la que es talado. La tala debe realizarse cuando el árbol ha logrado su pleno desarrollo. La madera de un árbol joven es demasiado blanda, mientras que en un árbol viejo puede que esté seca en su interior por la falta de humedad. La madera de un árbol muerto antes de ser talado carece de valor comercial, al no tener consistencia y elasticidad.

Cuando el árbol es derribado, se eliminan las ramas, raíces y corteza (caso de maderas blandas), y cuando ya ha comenzado a secar, se saca del monte. En el norte de Europa descortezan el árbol en pie, dejándolo una temporada y derribándolo en otoño, logrando una mayor resistencia de la madera. Las maderas blandas han de ser descortezadas antes de ser aserradas, al contrario que las duras.

El mejor periodo para la tala es a finales de invierno, antes del comienzo de la primavera. En esta época, la actividad de la savia es nula, la corteza se separa fácilmente de la albura y no hay riesgo de ataque de insectos. Por el contrario, la peor época es el verano, cuando la albura está impregnada de savia y sustancias fermentables, vehículo para los ataques de organismos destructores de la madera. En este caso, la madera sólo valdrá para leña (se alabea, se agrieta y se pudre).

Algunos autores plantean que la tala debe realizarse en luna menguante (2 ó 3 días antes y después de esta fase lunar), cuando la savia queda en las raíces. Así, el mejor menguante sería en el mes de enero, consiguiendo maderas muy duraderas.

Los métodos actuales para extraer la madera varían en función del terreno, el planteamiento forestal y el tipo de árbol. Así, las enormes máquinas que se utilizan en bosques de América del Norte y Tropicales sólo son rentables para talar un gran volumen de madera en poco tiempo, en algunos casos troncos de más de 10 metros de longitud. Con la práctica desaparición de los leñadores tradicionales, la industria maderera sueca introdujo máquinas que talan, devastan, descortezan y cortan transversalmente los árboles en el propio bosque. 

Tala según edad del árbol:
Acacia   Entre 20 y 60 años                            Chopo  Sobre los 30 años
Abeto, fresno   Sobre 100 años                     Roble, encina    A partir de 80

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