Las encinas ganan terreno
Un
equipo liderado desde la Universidad Complutense de Madrid ha estimado los
posibles cambios que habrá en la distribución de quince especies arbóreas de la
Península Ibérica por el calentamiento global para los periodos 2041-2070 y
2071-2100. Para ello han utilizado dos modelos de emisiones de CO2 del Panel Intergubernamental sobre Cambio
Climático (IPCC), según publica el Journal of Biogeography.
“Los
resultados pronostican un incremento de las condiciones áridas de la baja
montaña en las próximas décadas, por lo que se favorecerá la expansión de
especies perennes mediterráneas como la encina, el enebro de la miera, el
quejigo o el roble melojo, mejor adaptadas a las altas temperaturas y la
sequía”, explica a SINC el investigador principal, Diego Ruiz-Labourdette.
Estas
comunidades vegetales pueden aumentar su rango hasta un 350% en algunas zonas
si se considera el escenario que contempla uno de los modelos, con
concentraciones de CO2atmosférico de 0,70 mg/g para 2080. Los
pronósticos apuntan que habrá un progresivo adelanto de la primavera, un
retraso de la llegada del otoño y un aumento del déficit hídrico estival en la
Península durante el siglo XXI.
Por
este motivo, los datos revelan que habrá una reducción de los bosques de hoja
caduca adaptados a la humedad, como hayedos y abedulares. Y las coníferas
eurosiberianas (pino silvestre, enebro de alta montaña), propias del centro y
norte de Europa, también verán progresivamente mermada su área de distribución.
En conjunto, este grupo de especies adaptadas al frío y la humedad podrían
reducirse entre un 80 y 99%.
Repercusiones para la conservación
Los
investigadores destacan que los resultados de este estudio tienen “importantes
repercusiones para la conservación de la biodiversidad”. Proponen priorizar la
protección de los macizos orientales del Sistema Central y sus conexiones con
el Sistema Ibérico, para preservar las especies de árboles adaptadas a climas
fríos y húmedos que se refugian en estas montañas. De esta forma se promovería
la movilidad de las especies a través de sus rutas de migración histórica.
“El
trabajo también revela que en las montañas del sur de Europa las formaciones
vegetales que sufrirán mayores cambios en su distribución serán las situadas en
el piedemonte y la baja montaña, debido al aumento del déficit hídrico durante
la estación favorable al crecimiento”, señala otro de los coautores del
trabajo, David Nogués-Bravo, investigador de la Universidad de Copenhague
(Dinamarca).
Este
pronóstico es diferente al que anuncian los modelos en las cordilleras de las
regiones templadas del norte de Europa. Allí será la vegetación de alta montaña
la que se verá más afectada por el cambio climático, no la de las zonas bajas.
Fuente: SINC (Servicio de Información y Noticias Científicas), noviembre 2011
Comentarios
Publicar un comentario