La edad de un árbol

¿Es importante conocer la edad de los árboles? Sí, y mucho,
ya que su edad nos ayuda a conocer mejor sus necesidades y a actuar en
consecuencia. La edad nos aporta información adicional, ya que por ejemplo en
los anillos de los árboles quedan grabados acontecimientos como las sequías o
los incendios. Evaluar la edad exacta de un árbol no es fácil. La mayoría de
los árboles desarrollan anillos de crecimiento que coinciden con un periodo de desarrollo.
“En una sección transversal del tronco, la más próxima al suelo, puede determinarse la edad del árbol, contando el número de anillos que se observan. Sin apenas dañar el árbol, con el empleo de aparatos adecuados, se pueden extraer muestras transversales de madera de apenas unos centímetros de grosor, lo que permite conocer el crecimiento de los árboles y realizar estimaciones de edad bastante fiables. (…) Sin embargo, la forma de crecimiento de algunas especies, la bondad del clima y la cercanía al mar de muchas especies de hoja perenne pueden enmascarar los resultados (los anillos pueden ser dobles, por ejemplo”. (Cuidados de los árboles. Manual de buenas prácticas)
Otra fuente importante de información para obtener más datos
sobre la edad de un árbol en concreto es la tradición oral, las leyendas e
historias.
Cuidados de los árboles
“Los árboles, como cualquier ser vivo, necesitan de unas
mínimas condiciones óptimas para poder desarrollarse con vigor y buena salud”.
Entre los agentes externos que pueden causar daños a los
árboles hay que destacar las plagas y las enfermedades. Las plagas son
alteraciones producidas por diferentes animales, generalmente insectos. Por su
parte, las enfermedades están causadas por hongos, virus y bacterias. La
contaminación, las malas condiciones del sustrato, la presencia de plantas
parásitas (hiedras, muérdagos…) o los factores meteorológicos (sequías, heladas…)
también pueden afectar a la salud del árbol. Entre los cuidados para prevenir
plagas o enfermedades, es aconsejable retirar las ramas secas y rotas de los
árboles, tratar las heridas de pudrición y evitar las zonas de acumulación de
agua de lluvia. Las plagas o enfermedades pueden afectar a cualquier parte del
árbol, desde las raíces a las hojas.
¿Qué síntomas nos pueden alertar de que un árbol padece una
plaga o enfermedad? Flores y frutos atrofiados, mordeduras en las hojas,
enrollamiento de hojas, presencia de agallas, exudaciones de resina, puestas de
insectos, manchas en las hojas, presencia de orificios en tronco y ramas,
galerías justo debajo de la corteza o aparición de setas en el cuello de la
raíz o en el tronco.
Entre las principales enfermedades y plagas forestales catalogadas
se incluyen la grafiosis de los olmos (un hongo transportado por un escarabajo
produce el taponamiento de los vasos conductores de la savia produciendo el
marchitamiento de ramillas y ramas), la procesionaria del pino (produce
defoliaciones en otoño provocadas por orugas), la oruga de librea (ataca a las
especies frondosas) o la lagarta verde (come las hojas tiernas y las yemas, se
da sobre todo en especies del género Quercus y, ocasionalmente, en otras
especies de frondosas).
Para leer más: El bosque en España
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